La visita al museo constituye la actividad clave en la exposición permanente, aunque lo ideal debe ser acompañarla de otras actividades que completen el discurso que el museo inicia.
Una vez que el museo esté consolidado, debe procederse al diseño de unos itinerarios y un sistema de visitas tanto para el alumnado propio como para otros centros, otros colectivos y particulares.
Deben marcarse una serie de objetivos que orienten las actividades a realizar. El itinerario debe dar respuesta a algún interrogante de forma que despierte la inquietud por descubrir la respuesta. Debe tener un carácter unificador, donde los distintos elementos no sean objeto aislados, sino que construyan una historia.